La Provincia Santa Catalina de Sena,… es ya centenaria. Podríamos decir que llegó a Asturias, con el auge de la minería. La primera comunidad DE LAS HERMANAS DOMINICAS DE LA ANUNCIATA se creó en Sama de Langreo en 1897: LLEGADA Las empresas mineras solicitaban la presencia de hermanas para formar a las hijas de los obreros. Se repetían las circunstancias de la Cataluña del Padre Francisco Coll: niños, sobre todo niñas, pobres necesitadas de formación humana y cristiana.
A los pequeños pueblos de la cuenca minera de Asturias fueron llegando hermanas que educaban a las niñas y niños en los colegios y cuidaban a los mineros heridos en los pequeños hospitales de Ablaña, Sama de Langreo o Turón.
Sama de Langreo, Ablaña, Caborana, Mieres, Boo, Ujo, Turón, La Felguera, contaron con la presencia de las hermanas. No fueron sólo a las cuencas mineras; los pueblos de la costa reclamaron enseguida su presencia. Navia, Ribadesella, Lastres más tarde.
Siempre los mismos motivos y la fidelidad al Fundador, que quería que las hermanas "esparciesen la verdadera doctrina enseñándola por las poblaciones grandes y pequeñas"
Vinieron también Oviedo, Gijón, y como la Provincia Santa Catalina, que tiene su sede en Oviedo no es una realidad geográfica, se extiende también al País Vasco: Burtzeña y San Sebastián, a la Rivera Navarra: Tudela, a algunos pueblos y ciudades de Castilla y León: Salamanca, León, Virgen del Camino, Valencia de don Juan. Un proyecto de misión compartida con nuestros hermanos dominicos también nos esperaba en Galicia concretamente en Vigo.